“Las intensiones no son suficientes para
triunfar. Debemos llevarlas a cabo” escribió Yusan Shigesuke, samurai consejero
del señor Matsudaira del clan Aizu.
En nuestros días, este consejo es mucho mas
relevante que en los días en que fue escrito. Muchos maestros son juzgados por
sus alumnos, los cuales toman las enseñanzas a la ligera al igual que su arte;
esa actitud indiferente avergüenza el Dojo donde ellos entrenan.
Esos estudiantes los cuales solo están dispuestos
a rozar ligeramente lo que ellos llaman aprendizaje, y rehúsan aceptar su
espíritu verdadero pudieran desafortunadamente algún día llegar a ser maestros.
Eso que ellos enseñaran no solo será una profanación hacia el arte, sino una
contaminación que afectara a muchos.
En el verdadero bushido, no hay términos
medios, donde el tonto y el sabio se conducen en un mismo camino con igual
aceptación. Para definir a los verdaderos, los pergaminos nos enseñan siete
virtudes cardinales que describen los valores, prioridades y la naturaleza de
aquellos que son merecedores de que se le enseñe y de convertirse en maestros.
Cada maestro debe ser un ejemplo de cada uno. Cada estudiante debe memorizarlos
y regirse por ellos. Ellos son mucho más que meras palabras. Ellos son la base
de un código de conducta que siempre debe ser seguido, aun fuera de las paredes
del Dojo.
No están dadas en un orden particular de
importancia o prioridad, ya que todas deben ser aprendidas a la misma vez.
CORAJ (YUKI)
JUSTICIA (SEIGI)
SINCERIDAD (SEIJITSU)
CORTESÍA (REIGI)
LEALTAD (CHUSEI)
HONOR (KEII)
PIEDAD O BENEVOLENCIA (JIHI)
El tonto se burlara y las descartara.
El hipócrita las escuchara y las descartara
mas tarde.
El débil hará bromas con ellas junto con el
tonto, se preguntaran pero no aprenderán nada.
El verdadero Deshi, escuchara, aprenderá,
respetara y las seguirá en todo momento. Ese, y solo ese es merecedor de los
secretos.
Un maestro no necesita perder tiempo
describiendo a cada uno. El tonto será el primero en reconocerse, y después descartara
el sentido, pero finalmente seguirá su propio camino. Sino queda nadie al
final, no habrá ninguna perdida. “Será mejor perder un arte para siempre que
enseñarla a un tonto engreído”.
Es mejor una joya hecha pedazos que una loza
intacta.
Como escribió Yusan Shigesuke:
“Aquellos que solo sean capaces de seguir la
mitad del código, se le enseñara solo como usar un tercio d e la espada”.
Trabajo traducido del boletín: “Daito Ryu Kandan.” De:
“Fujiyama Dojo”, Canadá
Documento de estudio para:
“La
Asociación Cubana de Daito Ryu Aiki Bujutsu.”