Sumo:

Forma de lucha libre japonesa de alta especialización y una de las artes marciales más antiguas. El rasgo más notable de los sumatori (competidores) es su talla, son hombres gigantescos que pesan a menudo 130 Kg., aunque pueden alcanzar los 200 Kg. o más. Consiguen estas proporciones no solo ingiriendo grandes cantidades de comida (destacando un guisado rico en proteínas llamado chanko nabe) sino también practicando el arte del haragei, una forma de desarrollo abdominal que significa “alma en el estomago”. Su gran peso les da un centro de gravedad bajo, lo que los hace más estables.

En Japón hay 28 “cuadras” o escuelas de sumo, regidas por campeones retirados que dirigen y controlan a los luchadores, que se convierten en aprendices a la edad de 15 años. El entrenamiento es riguroso y la disciplina estricta. Hay numeroso torneos (basho) cada año; 3 en Tokio, los otros en Osaka, Nagoya y Fukuoka. Cada uno dura 15 días, durante los cuales cada luchador se enfrenta a diferentes oponentes. No hay categorías por pesos, de forma que un sumatori de 100 Kg. puede tener un oponente que duplique su peso; todo depende de la flexibilidad, velocidad y habilidad.

Los luchadores pelean descalzos y desnudos, menos la cintura y los genitales. Llevan una falda con flecos (mae-tate-mitsu) y un cinturón de seda (mawashi) el moño tradicional es antiguo y se llama o-icho-mage o chon-mage, de acuerdo con la categoría del sumatori. Un combate se desarrolla en un ring circular, con un diámetro de unos 3,66 m., que esta cubierto con un techo llamado dohyo, similar al de los santuarios sintoístas. El suelo se cubre con arena fina. El combate esta supervisado por un árbitro, llamado gyoji, que viste un kimono de seda y un sombrero especial y lleva un abanico como signo de autoridad y una daga (se dice que en su origen el árbitro la llevaba para poder suicidarse si cometía un error). Hay también 5 jueces, que suelen ser yokozuna (grandes campeones ya retirados).

El sumo siempre se acompaña de un gran ritual sagrado. Para comenzar una prueba, el yokozuna accede a la arena para la ceremonia llamada dohyo–iri. Delante de cada yokozuna camina su tsuyuharai (sirviente personal) y detrás va su tachimochi (portador de espada), que realizan una rutina tradicional en el ring. A continuación, cubiertos con delantales bordados, entran la mitad de los luchadores que forman un circulo, dan palmadas mueven sus delantales arriba y abajo y se retiran. Entran entonces el resto de los luchadores y efectúan el mismo rito.

Una vez completadas estas manifestaciones de fuerza y valentía, comienza la lucha. Dos campeones acceden al ring y después de estirar y flexionar los músculos, cogen puñados de sal y la esparcen, en un rito de purificación sintoísta. Después se ponen en cuclillas y golpean el suelo con sus puños mientras mantienen una batalla con los ojos; este ritual se llama shikiri naoshi y puede durar varios minutos. En los preliminares también se realizan pasos amenazadores de una parte a otra. Concluidos los preliminares, los oponentes cargan uno contra otro.

Hay un total de 48 movimientos (kimarite) en sumo: 12 lanzamientos, 12 giros, 12 levantamientos y 12 lanzamientos de espalda; cada uno tiene un nombre. Los objetivos son sacar al oponente de la arena o tirarle al suelo. Si cualquier parte del cuerpo sobrepasa el borde de la arena, el combate finaliza, y también si cualquier parte, excepto las plantas de los pies, toca la arena. La mayoría de las peleas duran menos de medio minuto y algunas concluyen en pocos segundos.

Una maniobra básica y método de ataque es abofetear (tsupari). Una serie de fuertes bofetadas (golpes tremendos para gente corriente), lanzadas muy deprisa, pueden llevar al oponente fuera del ring. Existen también técnicas de empujar, levantar y agarrar; las tres básicas son: hataki-komi, que consiste en apartarse a un lado y empujar al oponente fuera de la arena; ketaguri, cuando se levantan las piernas del oponente mientras da una embestida; ashi-tori, donde se agarra una pierna del oponente y se sujeta hasta que pierda el equilibrio y caiga.

En las técnicas de agarre, la maniobra básica es agarrar el cinturón del oponente para utilizarlo haciendo palanca, e intentar echar a su rival fuera del ring, resultando ganador quien queda encima. Algunas veces, un luchador eleva a su oponente y lo lanza fuera del ring. Otra variante es el uttachari que se produce cuando un luchador, en el mismo momento en que va a ser expulsado de la arena, eleva a su rival sobre su estomago y lo lanza afuera, mientras sigue a su oponente y se coloca encima de él.

Un día de combates finaliza con una corta ceremonia en la que un luchador, no muy bien clasificado, ejecuta unas series de movimientos estilizados (yumi-shiki), finalizando con una reverencia de saludo.

Historia

Indicios tempranos del sumo están contenidos en el nihon-shoki, una crónica del siglo VIII que se refiere a una prueba que se celebró en el 23 a.c. en su origen el objetivo era forzar al oponente a rendirse de forma incondicional e incluso matarle. A veces se evitaron batallas o se decidieron, enfrentando a dos expertos de sumo en una lucha para resolver las diferencias. En un primer periodo las luchas tenían una finalidad religiosa pues se realizaban para aplacar a los dioses. También estuvieron asociadas con festividades al concluir el periodo de las cosechas y algunos combates de demostración de sumo aun se celebran en otoño para dar gracias por las cosechas. Muchos de los primeros sumatori se hicieron famosos y se les concedieron privilegios. Durante el periodo Heian (794-1185), el sumo se convirtió en un deporte para espectadores. En el siglo XII, los bushi (clases guerreras), lo desarrollaron para el combate en la guerra. Durante el periodo Azuchi-Momoyama (1568-1600), se convirtió más en una actividad deportiva y apareció el profesionalismo. Durante el siglo XX se ha incrementado su popularidad en Japón y desde principios de la década de 1980 se ha desarrollado en Europa y E.U.A., entre otros países.